Sobrevivir fue su victoria
FICHA TÉCNICA DEL LIBRO. Título: Sobrevivir fue su victoria. Autora: Ana Rioja Jiménez. Editorial: Ediciones 94, Zaragoza, 2023. Páginas: 152. ISBN: 978-84-88921-80-2
BREVE RESEÑA DE LA NOVELA
“Sobrevivir fue su victoria” narra la historia de unos hombres y mujeres que se vieron sorprendidos por una guerra civil en la que su principal lucha fue la de sobrevivir, resistir en una contienda fraticida que truncó sus vidas y les hizo formar parte obligada de un bando que ellos no habían elegido y sin saber muy bien por qué luchaban.
La novela, basada en hechos reales, se inicia con el sanguinario bombardeo que sufrió Tudela en 1937 para adentrarse en las vidas de un periodista asesinado, un maestro represaliado, un campesino que aspiraba a poder cultivar sus tierras y un anciano que solo quería vivir en paz los últimos años de vida. Pero también habla de ellas, de esas mujeres en la retaguardia que combatieron los desastres de esta guerra y su crueldad con la solidaridad, entretejiendo entre ellas unas relaciones que las ayudaron a mantenerse con vida, a ellas y a sus familias.
COMENTARIO MÁS AMPLIO
La autora ha dedicado este libro:
Al periodista Maro Castilla, asesinado por creer en la República y defenderla; por pensar que todos los hombres nacemos iguales.
A mis abuelos y a toda una generación, víctimas de una guerra civil que les obligó a luchar en un bando que no habían elegido, a callar y tragar.
A sus hijos, que crecieron en una España hambrienta, triste y gris, rodeados de miedo y silencios.
A Tudela, ciudad de retaguardia durante la contienda, que sufrió la ira y la violencia de unos y otros.
Porque son ellos los que han inspirado cada una de las páginas de este libro, sobre todo sus abuelos, con esas historias narradas a medias, entre susurros y silencios, con todo el dolor que había en su pasado pero con la esperanza del presente que estaban construyendo; esas historias que escuchaba cuando era niña y que crecieron con ella a la espera de salir al mundo cuando ellos ya no estuvieran. “Algún día, escribirás nuestra historia”, le decía Don Pedro a esa niña, mientras la señora Julia exclamaba: “Calla, no le cuentes esas cosas tan tristes a la chica”.
Y así cobran vida personajes como Don Pedro, un maestro represaliado acusado de ser ateo y rojo, pese a ser un buen católico y no tener una ideología de izquierdas, cuyo único delito había sido el de ser premiado como mejor Maestro Nacional durante la República y creer en el poder de la educación. Daniel, un agricultor huérfano de padre que trabajaba el campo de sol a sol desde su niñez. Y que tuvo que dejar a su familia para empuñar un fusil sin saber muy bien por qué luchaba, como tantos y tantos soldados obligados. O la de Koldo, un indiano del Valle del Baztán que solo quería vivir en paz los últimos años de su vida y que se convirtió, para ayudar a su hija y a su yerno, en parte activa de una red de mugalaris.
Y, sobre todo, ha querido rescatar la figura del periodista Maro Castilla director del periódico tudelano “El eco del distrito”, un hombre fascinante que he descubierto en todo este proceso de documentación de la novela y a cuya figura se aproxima en dos capítulos del libro. Ha intentado ser lo más fiel posible a su historia, con la ayuda de su hija y de su nieto Carlos, aunque merece que alguien escriba su biografía y profundice más en su vida y en su obra. Fue asesinado de un tiro en la cabeza por creer en la República y en la democracia y defenderlas, por pensar que todos los hombres nacemos iguales y libres.
Y también están ellas: las mujeres de esta historia, valientes y decididas, que entretejieron entre ellas unas redes de solidaridad para sobrevivir, ellas y sus familias. Julia que, pese a su precario estado de salud, ayuda a María a dar a luz a su hija mientras bombardeaban Tudela sin pensar ni un segundo en ir al refugio. Con esta escena comienza la novela. Julia, tan frágil y fuerte a la vez, que sostiene a su marido Pedro en los peores momentos. María, la joven y valiente María, la que le pide a su marido que evite pegar un tiro, que solo lo haga si su vida corre peligro y que haga la vista gorda, “porque unos y otros tienen derecho a vivir, que más vale una vida que una idea, además, ¿de qué ideas estamos hablando?, ¿de las suyas? Oye, que no son las nuestras”. Amaya y Nekane, mujeres del valle del Baztán, el valle de la esperanza, que dan refugio a republicanos y prófugos que quieren pasar a Francia huyendo de la cárcel y de la muerte.
Como escribe Arturo Pérez Reverte en su libro “El italiano”: “Las guerras civiles son otra cosa. El salvajismo llevado al extremo. La ausencia de reglas”. Y así fue, salvaje y tremendamente injusta, esta contienda en una ciudad de retaguardia como Tudela, en la que no hubo frente de guerra, porque Navarra no opuso resistencia armada a la sublevación, pero en la que igual de miedo daban las infamias que las armas. Las acusaciones mataban con mayor crueldad que las balas. Navarra, a pesar de no ser escenario bélico fue una de la provincias que más duramente padeció la limpieza política desarrollada por los golpistas. Y no solo por ellos, ya que Tudela fue castigada por ambos bandos con el sanguinario bombardeo por parte de la aviación rusa, que apoyaba a los republicanos y que se cobró la vida de 13 civiles, la mayoría mujeres y niños, y dejó 23 heridos. A unos les cegaba la ambición y a otros las ideas.
Dice el personaje de Daniel: “Maldita guerra que separa a padres e hijos, que no distingue a culpables e inocentes, que mata a los seres humanos como si fueran alimañas, que siembra las ciudades y los campos de muerte. Maldita guerra que obliga a matar o a morir, a combatir sin saber muy bien por qué. ¿Pueden ser los buenos los sublevados, los que han dado un Golpe de Estado? ¿Son los rojos los malos y traidores a la Patria, por defender un Gobierno que creíamos democrático? Solo sé que ambos bandos tienen manchadas las manos de sangre, de sangre hermana, sangre roja y sangre azul de soldados convencidos y de soldados obligados, de civiles inocentes y de civiles culpables, sedientos de venganza”.
A pesar de este contexto tan duro y desgarrador, en la novela está también muy presente el amor y la esperanza.